Europa (EP) 24 Dic. – Roma y Berlín fueron las primeras ciudades europeas en prohibir la circulación de vehículos con diésel. En el caso de Roma, la prohibición regirá a partir de 2024. En Berlín, por su parte, la Justicia falló para que no puedan circular los vehículos diésel más antiguos con el objetivo de mejorar la calidad del aire. Este tipo de medidas surgen de la necesidad de contribuir a la protección del medioambiente, sabiendo que los óxidos de nitrógeno (NOx) son gases tóxicos que, en concentraciones elevadas, pueden dañar las vías respiratorias y los ojos. Hace pocas semanas, además, la Comisión Europea se manifestó al respecto y señaló que, en 2039, se vendería el último auto diésel y naftero en la Unión Europea (UE). A través de un borrador de Ley de Cambio Climático y Transición Energética del Gobierno español, se contempla prohibir la venta de estos modelos a partir de 2040. El objetivo de la Comisión es que la UE sea la primera gran economía mundial que alcance la neutralidad de emisiones en 2050. Pequeños pero significativos pasos, que se espera que sigan replicándose en otros países en pos de frenar el avance del cambio climático.
En Buenos Aires, una ciudad que recibe 700.000 vehículos en las horas pico y donde conviven automóviles particulares, taxis y colectivos, hay una imperiosa necesidad de seguir generando alternativas de transporte menos nocivas para el entorno. Desde el Ministerio de Transporte, resaltan que muchas iniciativas ya están en pie y que, a futuro, cada nuevo proyecto estará pensando siempre en la escala humana, para lograr que las estrategias beneficien el desarrollo de sistemas de transporte más amigables, rápidos y eficientes.
Aún es necesario trabajar en la distribución del espacio vial para lograr que sea más eficiente. Estudios recientes señalan que el 68% de los ciudadanos de América latina se mueve en apenas un 2% del espacio público, y las soluciones de movilidad tienen que revertir esta situación facilitando el acceso y haciendo que cada vez más personas elijan el transporte público. Estonia, por ejemplo, es uno de los casos de éxito europeo donde se paga una tarifa anual que habilita el uso de todo el transporte público los 365 días al año, un sistema con buses eléctricos compartido, limpio y autónomo. Esta es la tendencia y hacia allí donde se está avanzando. Recientemente, Buenos Aires logró destacarse como la primera ciudad en el ranking latinoamericano de casos exitosos en movilidad y transporte que elabora la Universidad de Navarra. El mismo ranking ubica a Nueva York, París y Londres en el tope mundial, porque tienen planificación y un sistema de subterráneos y buses sustentables y eficientes.
Marcar tendencia
Se calcula que, para 2050, 80% de las personas en el mundo vivirán en las grandes ciudades. Y la planificación de una estrategia que contenga este gran crecimiento es lo que permitirá optimizar el uso de recursos y espacios públicos. Se espera que el transporte del futuro sea compartido, limpio y autónomo. Para lograrlo, se necesita, antes que nada, un cambio cultural. Restringir las zonas de circulación vehicular y ampliar el uso de bicicletas y senderos peatonales, es uno de los pasos. El transporte público gratuito, implementado en Europa, es otra de las alternativas que en varios países ya se sustenta con un impuesto anual. En Chile, aún está en proceso de evaluación pero se prevé su pronta aplicación. En Medellín, el sistema de transporte eléctrico cambió el paradigma local, y se lo logró integrar a los circuitos tradicionales. Lo más destacable del caso es que se solventa con una fuente de financiación alternativa, creada para que la inversión necesaria no recaiga exclusivamente en el municipio.
Gentileza Cronista