Neuquén (EP) 4 de agosto ‘25. La formación de Vaca Muerta volvió a encender luces de alarma: en julio se registró la segunda caída consecutiva en la cantidad de etapas de fractura, un indicador clave de la actividad no convencional. Con una baja del 8,89% respecto a junio, y acumulando un descenso del 30,71% en apenas dos meses, el sector ya refleja los efectos de una contracción que impacta en el empleo y en las proyecciones de producción.
El dato surge del informe mensual que elabora Luciano Fucello, country manager de NCS Multistage, para la Fundación Contactos Energéticos. Según el relevamiento, en julio se realizaron 1.793 etapas de fractura, frente a las 1.967 de junio y muy lejos del récord de mayo, cuando se superaron las 2.500. La baja, aunque aún mantiene el promedio anual por encima de los niveles de 2024, marca un claro cambio de ritmo para el corazón energético argentino.
Desde el Sindicato de Petroleros Privados ya advierten consecuencias concretas: más de 1.200 despidos y cerca de 2.000 cesanteados como resultado de la retracción operativa, especialmente en las zonas de Añelo y Rincón de los Sauces.
Solo 7 de las 12 compañías activas realizaron fracturas durante el mes, con YPF a la cabeza: la estatal concretó 1.104 etapas, representando un 61% del total. Le siguieron Vista Energy, con 217 etapas; Chevron, con 163; Shell, que volvió al terreno con 141 etapas tras un período de inactividad; Pan American Energy, con 116; y Pluspetrol, con 52.
Aunque la merma fue general, Fucello remarcó que la actividad aún se mantiene dentro de la curva planificada para el año, con un promedio de 2.038 etapas mensuales, por encima de las 1.485 de 2024. No obstante, el descenso genera inquietud por su velocidad y por las implicancias laborales y económicas inmediatas.
Otro punto destacado es la diversificación geográfica de los trabajos, que en julio incluyeron operaciones en los tres grandes hubs de Vaca Muerta. Se realizaron fracturas tanto en el norte (cerca de Rincón de los Sauces), como en el sur (zona de Cutral Co), además de la habitual actividad en los alrededores de Añelo.
La caída no parece responder a un único factor, pero sí refleja una combinación de variables: ajustes presupuestarios de las operadoras, demoras en la infraestructura de transporte y señales macroeconómicas de desaceleración en la inversión energética.
La situación se agrava por el contexto internacional, donde la baja del precio del crudo y el lento avance de los proyectos de exportación de gas complican aún más las decisiones de largo plazo.
Gentileza Diario Río Negro
Fotografía ABC News