Petroleras piden un «Plan de 30 años» para salvar la producción convencional


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Buenos Aires (EP), 09 de octubre ‘25. El sector de hidrocarburos convencional propone un shock de medidas fiscales y cambiarias para reactivar pozos maduros y evitar el colapso de la producción

La industria de hidrocarburos puso sobre la mesa un fuerte paquete de incentivos fiscales, cambiarios y regulatorios destinado a revitalizar la producción convencional de gas y petróleo en la Argentina, la cual se encuentra en un declino desde hace más de una década.

La propuesta, presentada en un informe técnico de las principales operadoras de país, tiene como foco garantizar la rentabilidad y prolongar la vida útil de los yacimientos maduros, que no logra la activación de sus operaciones a pesar de la entrada de nuevos jugadores.

El sector plantea la creación de un Régimen de Reactivación de la Producción Convencional de carácter permanente. El objetivo central es evitar el cierre de pozos y la consiguiente pérdida de miles de empleos y de ingresos fiscales en las provincias productoras.

La clave de la iniciativa es inyectar competitividad a una actividad que ya presenta márgenes operativos insostenibles. Los datos del sector son alarmantes: mientras que el costo de extracción (lifting cost) oscila entre u$s35y u$s45 por barril, el precio de venta actual no supera los u$s62 por barril, situación que desalienta cualquier nueva inversión.

Un plan de incentivo petrolero

Para revertir esta tendencia, la estabilidad a largo plazo es un eje fundamental. El régimen exige una estabilidad fiscal, cambiaria y normativa por 30 años, buscando asegurar las inversiones que requieren un horizonte temporal amplio. Esta garantía de reglas de juego transparentes es considerada indispensable para el desarrollo de proyectos de recuperación mejorada (EOR), que necesitan alto capital.

El corazón del planteo radica en una serie de concesiones tributarias que buscan aliviar la pesada carga impositiva. Entre las medidas de mayor impacto económico, se destacan la reducción de regalías, para lo cual se propone llevar la alícuota provincial a un piso del 6% o, alternativamente, establecer un sistema de regalías variable que se ajuste a la rentabilidad.

También se impulsa la eliminación de impuestos distorsivos, para lo cual se solicita la supresión de los derechos de exportación y otros tributos que restan competitividad, y se propone un régimen de incentivos a la Inversión que incluya la posibilidad de acceder a deducciones aceleradas en el Impuesto a las Ganancias para todas las inversiones destinadas a optimizar la producción.

A las autoriddes de las provincias productoras, las compañías operadoras solicitan un alivio impositivo, y piden una exención total de Ingresos Brutos por 5 años, con un tope del 3% a partir de ese período. Además, el plan incluye la implementación de un régimen cambiario especial para las exportaciones y la repatriación de inversiones.

También se promueve una Ventanilla Única para la digitalización de trámites, con un compromiso de respuesta de la administración en un plazo de diez días.

El peso del convencional

La urgencia del sector se explica en la relevancia que la producción madura aún tiene para la Argentina. A pesar del avance no convencional, los yacimientos tradicionales aportan el 40% del crudo y el 30% del gas natural totales. Más aún, concentran el 48% de las reservas probadas de petróleo.

La inacción tendría un impacto directo en las arcas provinciales: gran parte de los ingresos por regalías, que sumaron más de u$s1.000 millones en 2024 para provincias como Chubut, Santa Cruz, Neuquén y Mendoza, provienen de esta actividad.

El cierre masivo de pozos no solo arriesgaría miles de empleos y generaría conflictividad social, sino que también pondría en riesgo el abastecimiento del parque refinador nacional y la provisión de gas interno en épocas de alta demanda. El sector enfatiza que el plan busca ordenar la transición energética sin destruir las capacidades instaladas.

Gentileza https://www.iprofesional.com/