Neuquén (EP), 4 de diciembre ‘25. La movida consolida una mesa chica de jugadores en la formación estrella del país y abre preguntas sobre el rol de las operadoras medianas. El trasfondo: la carrera por acelerar la producción y no perder terreno frente a los gigantes privados.
En Vaca Muerta, los movimientos no se miden solo por cantidad de pozos o metros perforados, además se miden por quién se sienta a la mesa principal.
Esta semana, YPF volvió a dejar claro quiénes son sus socios estratégicos en la formación no convencional: la compañía adjudicó a DLS Archer el mayor contrato de perforación de los últimos años, un acuerdo a cinco años que incluye siete equipos de última generación con tecnología MPD (Perforación Controlada por Presión).
El anuncio viene cargado de declaraciones corporativas sobre «innovación», «excelencia operativa» y «compromiso ambiental», algo habitual en este tipo de partes. Pero detrás de esa espuma textual hay otro mensaje:
YPF está acelerando su estrategia de concentración en jugadores de escala global, preparando el terreno para una nueva etapa en Vaca Muerta.
Qué significa realmente el contrato
– Duración: 5 años, algo poco común en un sector donde la incertidumbre política y macro suele acortar los horizontes.
– Equipos: 7 rigs de última generación + integración del sistema MPD.
– Objetivo: reducir tiempos de perforación, bajar costos y estabilizar productividad.
Para DLS Archer, que en 2024 adquirió ADA (subsidiaria de Air Drilling Associates), es también un salto estratégico: diversifica servicios y se posiciona como uno de los grandes proveedores de soluciones integradas para no convencionales en Argentina.
Dag Skindlo, CEO de Archer, lo sintetizó así:
«Este nuevo contrato fortalece notablemente nuestro posicionamiento en el mercado y la rentabilidad de nuestras operaciones locales… Se traducirá en nuevas oportunidades de crecimiento».
Un juego de pocos en un territorio gigante
De hecho, la perforación en Vaca Muerta se está volviendo una liga de pocos.
YPF, Vista, Pan American Energy, Shell y algunas otras operadoras medianas compiten en un ecosistema donde solo quienes tienen músculo financiero pueden sostener:
- contratos largos,
- rigs de alto rendimiento,
- y operaciones continuas que requieren inversiones multimillonarias.
Para los jugadores más chicos, el panorama es distinto:
los contratos de este tipo suelen dejarlos fuera del radar y relegados a nichos específicos o a servicios que no requieren los niveles tecnológicos que demanda hoy el shale argentino.
Pero este reordenamiento no es casual. Vaca Muerta se encuentra en su mejor momento histórico: récord de producción, infraestructura nueva (oleoductos y gasoductos), llegada de inversionistas extranjeros y una carrera interna para demostrar competitividad frente al mercado global de shale, dominado por Estados Unidos.
Por qué importa este contrato
Porque Vaca Muerta ya no está peleando por sobrevivir: está peleando por liderar.
Y eso exige:
- operaciones más estables,
- empresas con espalda técnica,
- contratos largos que garanticen continuidad,
- y una cadena de proveedores concentrada pero eficaz.
La alianza YPF-DLS Archer encaja exactamente en esa lógica. Es un mensaje de que el futuro inmediato del shale argentino se construirá con grandes jugadores y más integración tecnológica, incluso si eso significa que algunos actores medianos queden en los márgenes.
El dato político
En un contexto nacional donde la macro es volátil y la inversión privada mira cada movimiento del Gobierno, que YPF firme un contrato de esta magnitud es una señal hacia afuera:
Vaca Muerta va a seguir siendo prioridad, gobierne quien gobierne.
Lo que viene
- Más competencia por rigs de alta performance.
- Mayor presión sobre proveedores para integrarse tecnológicamente.
- Un crecimiento sostenido de la perforación horizontal.
- Y un mapa de actores que seguirá achicándose en la superficie y ampliándose en profundidad.
Gentileza https://www.lavanguardianoticias.com.ar/
Fotografía Diario Río Negro