Buenos Aires (EP) 19 de junio ‘25. El conflicto entre Irán e Israel agita los mercados y profundiza la incertidumbre sobre el precio del crudo y su impacto global.
La tensión militar entre Irán e Israel volvió a poner en vilo al mundo energético. En solo cinco días, el precio del petróleo Brent, referencia clave para el mercado global, saltó más de un 10% y superó los US$76, el valor más alto desde febrero. Este repunte abrupto se dio en medio de amenazas cruzadas, declaraciones bélicas y la posibilidad de un bloqueo en el estratégico estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% del crudo mundial.
El mercado internacional reaccionó con fuerza. Las declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, asegurando que EE.UU. «controla completamente el espacio aéreo iraní», intensificaron los temores de una intervención directa. Aunque se manejan escenarios extremos, como un cierre total del estrecho o ataques a otros países productores, los analistas los consideran de baja probabilidad debido a la capacidad de respuesta de la OPEP+.
En el país, el aumento del crudo internacional reactivó las discusiones sobre posibles ajustes en el precio de los combustibles. Las petroleras definen sus estrategias sobre el cierre de cada mes, en función de variables como el valor del barril, la evolución del dólar, los biocombustibles y la presión impositiva.
De todas maneras, el comportamiento de los surtidores no será uniforme. Desde el 25 de junio, YPF implementará un nuevo sistema de comercialización con precios diferenciados por región y franja horaria. Esta modalidad se activará a través del Real Time Intelligence Center (RTIC), que permitirá monitorear la demanda en tiempo real en cada estación del país.
La empresa anticipó que no habrá anuncios generales: las variaciones serán «micro-movimientos» visibles directamente en la cartelería digital de cada punto de venta. Aunque el cambio será impulsado por YPF, otras compañías podrían replicar la estrategia debido a su peso dominante en el mercado.
QUÉ PUEDE PASAR CON LOS PRECIOS
El nuevo esquema contempla incluso posibles bajas localizadas en algunas estaciones, según la dinámica de consumo. De confirmarse una suba general, no se aplicaría de forma homogénea en todo el país: se evaluarán condiciones logísticas y competitivas en cada zona. Esto abre la puerta a una política de precios más dinámica y fragmentada.
Cabe recordar que en mayo, una baja previa en el precio del petróleo permitió que los combustibles retrocedieran y ayudaran a contener la inflación mensual, que fue la más baja en cinco años (1,5%). Sin embargo, un nuevo ajuste en julio podría reactivar presiones sobre los precios, justo cuando el Gobierno intenta estabilizar la macroeconomía en plena campaña electoral.
Gentileza TN + ADNSUR